jueves, 3 de abril de 2014

Márgara Russotto, Ejercicio de polifonía y otros poemas

Fotografía de Anja Stiegler 



EJERCICIO DE POLIFONÍA

Un día mi padre me llevó a ver el tren.

Lengua perfecta el sol
sobre los rieles
perdidos al infinito
sin comienzo ni fin. 
Entre las piedras
saltaba el colibrí, 
la dulce víbora
con su rastro de húmeda corchea.

¿Raíces había?

Cactus había, 
salvajes tunas inalcanzables
sacudidas por lagartos polvorientos
y después capturados
para mí.

"Observa la independencia de su cola trunchada 
la armonía funcional de las uñas
el sentido jeroglífico de sus escamas. 
Así es el mundo
al alcance de la mano
y erróneamente descifrable."

Pero de raíces
ni el recuerdo. 
Carecemos. 
Carecemos. 
Fuera del cuerpo que nos abriga
que puede acariciarse torpemente
ninguna tierra pasta. 
Arriba
todas las nubes del pensamiento abajo
pedruscos en el zapato.

Pero el tren, ¿lo viste? 
Tu padre, ¿qué te dijo?

Nada Nadie
Sólo el morado de las viñas
resplandecía
al sacudir mil veces
el pequeño pie
y con exactos gestos
librar de escombros la carne idolatrada
mientras pasaba el humo
encegueciendo la memoria
y pasaba
la mancha de las ventanillas
con todos sus ojos espiando el mar
que en algún lugar se prometía
en el salitre airoso
y el silbido
que era largo
y todavía en mi canta
esbelto el tallo
ondulante de forma
Nunca más volví a ver un tren
en mi vida.



ESTILO O CONFIGURACIÓN DE LOS LÍMITES

No escribiré tisanas
como Ana Haterly.

Yo no intercambio términos
ni confundo tazas.

Un hombre es cosa irreversible
y su interpretación
secundaria.

La sangre
como sabemos
no revela estados del espíritu, 
y si la crónica la nombra
el "líquido vital"
es por su renuencia
a toda alianza abecedaria.

Si te beso
puedes jurarlo
nunca pienso en Marlon Brando.

Ni permito
alisando
los pliegues de una sábana
que extrañas manchas avancen
sugerencias de orgías
o resplandor de vitrales.

La flor
no la hago florecer
!seré yo demiurga! 
mucho menos la canto
!cosas de melodrama! 
Como tu cansada ropa
de trabajador trasnochado
resisto: 
corto una y otra lavo.

Carezco pues de cualquier método
incluso el de los pájaros
y no me hago cargo del mundo
de sus horrores y fardos.

Soy inocente
áspera como aquel cactus
duro poco
y a la alegría me abrazo

MENSTRÚO

Ciertos días del mes la asaltaba pertinaz insomnio.

Alteraban su placidez
las lecturas
como a Don Quijote. 
Turgidez de hormiga le esponjaba el cuerpo
que adquiría entonces
rigurosa existencia, 
proyección de murmullos en vibración.

Todo se volvía insatisfacción y vida reticular. 
No forma nívea. 
Sino pezón impuro de café tostado
tironeado por turbias pasiones.

¿Sentiría Margaret Mead
esa misma tumescencia, 
esa lánguida ofuscación
al redactar
bungalow y tempestades tropicales
interminables informes del campo?

Los demás días era histórica
transparente
de puntuales orgasmos. 
y no inquietaba a nadie
con misterios.



Márgara Russotto (Palermo, Italia, 1946 - Vive en Venezuela desde 1958)

(de Épica mínima, Edición Cultura Universitaria, Caracas, Venezuela, 1996)
Extraído de: http://emmagunst.blogspot.com.ar/2014/04/margara-russotto-ejercicio-de-polifonia.html

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