viernes, 5 de diciembre de 2008

Coordenadas - Patricia Boero

Hace unos días supuse quemar una flor seca que resistió al fuego. Una pulsión desde un recuerdo.
Era un botón ennegrecido, no logró abrirse y parecía ya exhausto de humedad. Con el fuego pretendía también un simulacro de redención, algo más noble que hacerla yacer en un tarro de basura.
Con la pulsión y la precaria justificación del momento, perpetré unos versos. Sucede que deshice la flor, la hallé fresca cuando íntima, protegiendo una cofradía de pistilos muy oscuros.
No dejo de pensar en flores que no arden y se resisten, en lo que aún están por decir desde lo negro que encierran. Menos dejo de pensar en imágenes cuyos rasgos se invitan. Esplendorosa o tras la caída, la flor es sin por qué.
Por obra de lo ignoto heme junto a esas cosas, buscando entre las cenizas.
En duermevela tras las huellas.

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