sábado, 24 de mayo de 2014

Camino en la playa en agosto, poema de Inés Williams


Camino por la playa
apenas pájaros
viento que levanta arena.

Busco piedras, de las oscuras,
empujo dentro de sus cicatrices y verdines
palabras y mandatos de mi madre
guardadas por mí durante años
de no ser y confundir mi viaje.

Elegí la piedra más rayada
dentro de ella deposité
esa frase que me regaló hace unos días:
“No podrá durarle el amor, ya no es tiempo”

Como lanzadora de disco
repartí el peso de mi cuerpo
 me balanceé sobre las piernas
giré el torso y la vi volar
ascender primero  
caer en picada para enterrarse detrás de la rompiente.

Para: “no será escritora”  busqué otra clase de piedra.
Antes de lanzarla grité y grité acompañando el movimiento,
la dejé caer
                                                                                       cayó lejos.

Prohibiciones. No placer.
No pequeñas cosas cotidianas. No vínculo amoroso.
Para eso elegí una piedra verde
atravesada por espolones de algas.

Intenté mandarla lejos
pero era pesada.
Miré a mí alrededor.
Levanté una, la más pequeña,
la acompañé con aullidos de viento.

Casi sonido de ballena, llanto primitivo, chorro espumoso
volando pesadas aves de colas y cabezas
bordean
               se asoman
                                      respiran.
Nos recuerdan al aparearse y parir lamiendo 
sus crías más queridas.



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